Dijo alguna vez Gómez de la Serna que la de Burgos era “morena como lo exige la franqueza, la sinceridad y la rectitud decisiva del corazón. Bella, con la apretada belleza que sostiene la madurez”. Palabras escritas en la literatura que, en muchas ocasiones, sigue olvidando a las escritoras que también ayudaron a crearla.
‘Tardes con Colombine‘ es un montaje teatral dirigido por Juan Carlos Talavera, que pretende dar el lugar que se merece en la historia a su protagonista: Carmen de Burgos conocida como Colombine; seudónimo con el que firmaba sus artículos.
Sus facetas como periodista, maestra, madre, feminista y escritora entre otras muchas resucitan en las tablas del Teatro Nueve norte y nos abren la puerta, las tardes de los sábados, para conocer su figura y la de las mujeres de la primera mitad del siglo XX que vivieron en una España de injusticia y falta de libertad.
La obra trata sobre la vida de Carmen, interpretada por Carmen Sánchez Molina (de quien también es la dramaturgia de este trabajo), que se da a conocer al público gracias a las conversaciones que mantiene con Dolores, dada vida por Luz Juanes. Portera del edificio en el que vive Carmen, recibe lecciones, de ésta última, que van más allá del saber leer y escribir. Las dos, con realidades distintas y a la vez tan afines, se sinceran ante el espectador y realizan un homenaje a todas aquellas mujeres que, además de a todo lo que vivieron, lucharon día a días por un mundo mejor.
Trama contada con una fluidez y exquisitez que hace disfrutar esta creación desde el minuto en el que comienza.
Además, todo en el trabajo de las dos actrices es brillante. Sus interpretaciones son reencarnaciones de los personajes a los que dan voz. El escenario se queda pequeño para tanta genialidad y versatilidad (teniendo en cuenta que Luz Juanes da vida a varios personajes a lo largo de su interpretación, como es el caso de María, la hija de Carmen de Burgos) desempeñados con la mejor profesionalidad de la que pueden hacer gala.
Es algo que se ve incluso a la hora de incluir a un tercer personaje aunque no aparezca en escena. Este es Ramón, Anastasio, Primo de Rivera… Es el hombre que presente, pero a la vez ausente, influye en sus vidas y de cuyo poder se libran poco a poco. El mismo efecto que ocurre con un espacio sombrío en un día de sol.
La misma genialidad y buen hacer se puede ver en el vestuario y la iluminación. Llevadas a cabo por Sofía Pérez, Dominique You y Pablo Jaenicke (estos últimos relativos al trabajo de luces), saben dar versatilidad a la escena y incorporan movimiento y profundidad a lo que se vive sobre la escenario.
Todo ello enmarcado en una escenografía, creada por ya citado Jaenicke, que acoge todo a la perfección. Una mesa, un puchero, unos libros y unas sillas forman parte de lo necesario para trasladarse a ese 1929 que está tan lejos pero, en algunos puntos, tan cerca.
Sin duda la mejor de las propuestas para conocer a Carmen de Burgos y coger fuerzas, con su ejemplo, para seguir luchando por la igualdad.
Carmen de Burgos, afamada escritora y feminista, ha decidido enseñar a leer y a escribir a Dolores, portera del inmueble donde vive, pero esta fría mañana del 8 de diciembre de 1929, Carmen recibe una terrible noticia: su hija María, actriz, tiene una aventura con el que ha sido su amante durante los últimos veintiún años.
Somos así testigos de una conversación privada entre dos mujeres, Carmen y Dolores, en las que podemos ver retratadas las dos Españas de 1929 y las etiquetas escondidas detrás de una sola palabra: mujer.
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