Un brindis al teatro y a la vida: EL BANQUETE (sobre textos clásicos universales)

Dentro de la 19 edición del Festival Clásicos en Alcalá, se ha podido ver sobre las tablas del Teatro Salón Cervantes una pieza exigente con la tradición de los textos clásicos titulada ‘El Banquete‘. Se trata de una propuesta de Helena Pimenta y Catherine Marnas bajo el paraguas de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que propone un recorrido por la historia de la Literatura y por la nuestra propia. Un viaje al origen con gusto de presente y sabor a futuro que invita a todo el mundo a dejar todo atrás e interesarse por cosas tan superfluas para algunos como la imaginación.

Y es que esta obra plantea una gran celebración, de penas y alegrías, alrededor de una gran mesa en la que beber es sólo la excusa para abordar la existencia humana y una pregunta tan básica como hacia dónde nos dirigimos en la actualidad. En ‘El Banquete’, se brinda la oportunidad de entrar dentro de la propia obra y compartir mesa con personajes de la talla de don Alonso a Segismundo pasando por el siempre genial don Juan Tenorio.

Todos estos ingredientes proporcionan un cóctel maravilloso, aunque en ciertos momentos amargo, por la presencia de lo real que, al igual que el espectador, se introduce en escena saltándose la cuarta pared. Combinado en el que también aparecen como puntos importantes la magnífica interpretación del elenco actoral, que se metamorfosea varias veces, y la incorporación de momentos musicales. En esta ocasión, Lola Baldrich, Jesús Castejón, Rafa Castejón, Aleix Melé, Víctor Sainz y Manuela Velasco se entremezclan en un espacio que resucita a los clásicos e interpela con seguridad a un colectivo humano que no ha parado de imaginar, de soñar, de vivir siendo personajes de sus propias vidas porque, ¿acaso no lo somos todas y todos?

Por ello, magistral es el instante sobre el Caballero de Olmedo o la interpretación de Youkali; vista en otros montajes palidece frente a esta propuesta que se hace mirando a los ojos, literalmente, al espectador. Quizá es una pincelada de la casa traída de la mano de Álvaro Tato quien ha llevado la dramaturgia del montaje de manera sublime como ya es costumbre en su trabajo.

En toda fiesta hay sombras y, en este ágape, se localizaba en alguna que otra terrible posición del espectador. En gran parte de las ubicaciones escénicas, al asistente no le queda otra que convertirse en contorsionista con riesgo a perder el cuello en uno de los intentos por verlo todo. Pero tan sólo se trata de una mancha en una puesta en escena íntima y digna de mención llevada a cabo por Carlos Calvo, quien también se encarga de un vestuario, junto a Mónica Teijeiro, enfundado en lo clásico con pequeños detalles contemporáneos que se lucen a modo de juego simbólico y perspicaz – valga como ejemplo que una Julieta en zapatillas deportivas desaprieta un poco el corsé social y femenino -.

Y es que ya lo dijo Jaime Gil de Biedma: “la vida iba en serio” y eso, de la mano de los grandes personajes de la historia de la literatura con los que nos identificamos irremediablemente, es lo que muestra este banquete que se volverá a vivir en otros lugares como Almagro. ¡Brindemos por ello!

Para ‘El Banquete’, Helena Pimenta realiza una versión adaptada a los textos clásicos y universales, convirtiendo las diversas ideas y propuestas de cada escena del texto original a los grandes referentes áureos, tanto españoles como franceses e ingleses, y sumando así un nuevo significado: la celebración de nuestro teatro clásico como fuente inagotable de imaginario colectivo.