Casi a modo de Misiones Pedagógicas, La esfera que nos contiene se estrenaba en el Centro Dramático Nacional para viajar más tarde por el Teatro del Barrio y llegar ahora a la Sala Mirador. Esta pequeña ruta madrileña es paralela al viaje temporal y espacial que realiza esta historia nuestra, enraizada en el pasado pero aún pendiente como asignatura en nuestro país.
Las críticas pistas de esta obra están alojadas en cada grano de arena, cada silla y mesa, camisa, vestido, palabras y, sobre todo, en cada uno de los personajes que descubrimos. Las historias de varios maestros del primer tercio del siglo pasado se entrelazan llenas de anécdotas, de malos recuerdos, de aspavientos de progreso, de majaderías incautas de obsolescencia nacionalista y de un amor por la cultura y la educación que, seguramente, dure hasta nuestros días.
Este montaje presenta un meritorio equilibrio de colores y discursos, con un fondo documental necesario que maneja las diferentes escenas con un paisaje neutro, abstracto y perfecto para enmarcar el abecedario sangriento, ortodoxo, laico y cultural que, a día de hoy, no nos queda tan lejos para tomar lección. Este texto, escrito y dirigido por Carmen Losa, equivale a un homenaje educativo, impregnado con la tentativa de una muestra de cariño a la vez que con la fuerza de un azote generacional, que quiso desprender a todo un pueblo del analfabetismo y de la semilla del adoctrinamiento patriótico y eclesiástico.
La escuela es de todos y el espacio presentado en esta obra es Ion Iraizoz y Leyre Abadía, maestro y maestra en escena. Los dos intérpretes hacen suyas las distintas paradas de este periplo por diferentes lugares, en los que las tierras se acumulan y se escarban para intentar dialogar con cada vecino y habitante de una España en penumbras. Sólo se les puede dar las gracias a ambos por el cuidado con el que han tratado esta pieza, por la impregnación que han conseguido con cada testimonio arrancado y cultivado ahora en un teatro y, más aún, por mirar a los ojos al público y contarnos una andadura pasada, que ha hecho tanta hendidura en las cunetas que ya sólo la enseñanza libre de más tropiezos puede destapar.
La esfera que nos contiene es un montaje coproducido por Ireala Teatro, compañía de Leyre Abadía, y La Caja Teatro, de Ion Iraizoz, y subvencionado por el Gobierno de Navarra. Además, cuenta con el trabajo de Iruña Iriarte, en escenografía y vestuario, de Mariano Marín, en composición musical y espacio sonoro, y de Nacho Vargas, en el diseño de luces.
La esfera que nos contiene habla de los maestros y de las maestras, de la educación, y también del paso del tiempo representado en la tierra que cubre nuestro pasado y nos reclama un acto de coincidencia y de reconocimiento.
En esa misión, muchos se jugaron la vida y nuestra desmemoria ha ignorado su labor, negándoles el reconocimiento que se merecen. Después de décadas en las que la asistencia a las escuelas se desarrolla con la normalidad de un acto rutinario, debemos descubrir el largo y esforzado camino de quienes hicieron posible que la educación fuese un derecho para todos.
Más teatro