A menudo una historia real suele inspirar una ficción llevada al cine. Este es el caso de Una historia de locos, dirigida por Robert Guédiguian, a partir de la vivencia del periodista José Antonio Gurriarán, el hombre que quiso “entender antes de juzgar” y autor del libro La Bomba. Esta película llegará a los cines el próximo 24 de marzo, estrenándose con Golem Distribución.
Protagonizada por Grégoire Leprince-Ringuet, Ariane Ascaride, Simon Abkarian y Syrus Shahidi, esta producción construye todo un argumento eficaz con una mezcla de reflexión sobre la memoria y la justicia; un hecho real, el Genocidio Armenio, así como su olvido por parte de la comunidad internacional.
El protagonista, Gilles Tessier está inspirado en José Antonio Gurriarán, un periodista español que, en 1980, fue víctima en la Gran Vía de Madrid de un atentado del Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia (ESALA). Convertido en un activista desde entonces, inició todo un recorrido e investigación para intentar conocer el genocidio armenio, a nivel profesional y, sobre todo, personal, tras la vivencia que le dejó marcado para el resto de su vida. El director galo, de origen armenio, deseaba contar “la historia de la memoria de este genocidio, y más aún, la historia de la memoria de esta historia. Y todo a través de personajes”.
La identidad es un tema relevante y que cobra importancia en esta película, transmitiendo unos valores escudriñados desde varias perspectivas como el perdón, que ronda durante las más de dos horas de película como consecuencia de un genocidio no olvidado. Los numerosos caminos que plantea, desde la venganza hasta el esperado reconocimiento del horror pasado, son puestos en acción por dos personajes casi inalcanzables en la realidad; un verdugo y su víctima.
A través de varias generaciones armenias heridas, vamos recorriendo todo un mapa de dolor, extensible hasta la lucha armada en la que también cabe el amor de una madre, el de un padre y las preguntas que el espectador se vaya haciendo mientras descubre un pueblo olvidado. Desde el título, que no peca de ingenioso pero sí de poner en claro la arbitrariedad de las acciones empleadas, todo constituye un verdadero intento de recordar que somos lo que dejamos atrás y de que, entre todas las masacres existentes, hay algo que podremos cambiar… ¿no?
París, 1981, un joven marsellés de origen armenio llamado Aram hace volar el coche del embajador de Turquía en París. Gilles Tessier, que pasaba en ese momento en bicicleta, queda gravemente herido. Aram huye y se une al Ejército de Liberación de Armenia en Beirut, hogar de la revolución armenia en esa época. Anouch, la madre de Aram, visita a Gilles en el hospital para pedirle perdón y él exige conocer a su verdugo. Una vez recuperado, va a Marsella en busca de venganza, pero la familia de Aram le da la bienvenida y acaba quedándose con ellos. Aram no está de acuerdo con sus compañeros en Beirut y decide conocer a Gilles, que acabará convirtiéndose en su portavoz.
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