La correspondencia es la nueva película escrita y dirigida por Giuseppe Tornatore que cuenta con dos actores protagonistas de renombre; Jeremy Irons y Olga Kurylenko. Definida como “una historia de amor de nuestro tiempo” por su director, llegará a las salas españolas el próximo 22 de julio, como un viaje de ida y vuelta a través del que enseñarnos varias perspectivas del amor en la distancia.
Desde una idea originaria en la que el protagonista masculino estaba rodeado de varios femeninos, el proyecto evolucionó hacia dos personajes; un hombre y una mujer, con diferencia de edad y con química entre ellos. Y así nos llega esta historia de amor que parece extenderse en el tiempo y en el espacio, alargándose innecesariamente y pretendiendo revelarnos una vez más que el sentimiento más puro y más eterno siempre es y será el amor.
“Pienso que yo soy parte del público y siempre intento tenerlo presente durante todas las fases de la producción de un filme”, según palabras del director. Es quizás que por ello, La correspondencia analiza una relación sentimental entre cartas y correos electrónicos, quizás dando la mano a la unión entre la tradición y la modernidad, entre la pluma y el teclado o entre dos generaciones que tendrían que aprender a vivir con libertad gracias a lo que llegan a sentir.
Parece que a Jeremy Irons se le da bien meterse en el papel profesor, siempre tan elegante y pulcro, con una sencillez que acompaña en todo el relato y que se ha sabido adaptar perfectamente a la figura femenina encarnada por Kurylenko, continuamente reseteada entre viajes, vida laboral y su tesis, como una llamada a la capacidad actual femenina de poder hacer varias cosas a la vez y sobrevivir. Mientras que este profesor toma asiento y disfruta de sus vistas y de su viaje personal, la verdadera protagonista resulta ser el personaje de Amy pero no es ni de lejos la heroína esperada por dejarse llevar una y otra vez hacia el recuerdo obsesivo de su compañero de aventura.
“Quiero que el público se entusiasme y se sorprenda”, explicaba Jeremy Irons en una entrevista. Bien. Probablemente no sean las palabras adecuadas ni exactas con las que definir esta trama ni a estos personajes tan remotos y lejanos como las estrellas de las que hablan. Pero cierto es que La correspondencia deja un hueco en el corazón de cada espectador para permitirse sentir el vacío, el amor o las ganas de escribirle unas palabras a alguien cercano como una necesidad imperiosa de consuelo y satisfacción.
“En la película se me ve a menudo ante la pantalla del ordenador. (…) Esa es la razón por la cual casi todo el tiempo estaba actuando sola en el set. Pero tengo que admitir que no me importaba en absoluto”, desvelaba Olga Kurylenko, casi como el público se enfrenta a esta película, en la oscuridad, frente a una pantalla y lanzando un desafío directo ante la propia salvación, hacia la superación de la pérdida. Aceptemos el desafío, aunque sea largo, extenuante, quizás aprendamos mucho por el camino. Quién sabe.
Amy (Olga Kurylenko) es una estudiante de astrofísica y Ed (Jeremy Irons) su profesor. Están locamente enamorados y mantienen una relación a distancia comunicándose mediante correspondencia. Un día Ed desaparece misteriosamente, pero sus mensajes de amor siguen llegando. Amy emprenderá entonces un viaje en busca de la verdad, donde se reconciliará con su pasado y su presente.
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Por el contenido, es sorprendente. la distancia y ela búsqueda están presente. Me agrada .
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