El mundo de la psiquiatría está lleno de silencios, nunca se oye nada.
El pasado viernes Locas llegaba a Nave 73 y lo hacía en su sexta temporada en Madrid, siendo el primer trabajo del autor y director José Pascual Abellán. La obra, que nació en el año 2010 para representarse en una sala alternativa, cuenta ya con más de 20.000 espectadores que se han sentado en una sala de espera con Gregoria y Martirio, mujeres que “desnudan sus emociones para descubrir que ambas comparten la locura como manera de sobrevivir”.
Ana Casas y Maribel Jara son las dos actrices en escena que se reparten el peso escénico para hacernos vivir de manera diferente una misma espera, que logran la identificación directa por momentos y que son tan impresionantes en sus papeles que hacen que sintamos compasión, ternura y dolorosa necesidad de ayuda inmediatamente.
Pascual Abellán, maestro de educación especial, hizo esta incursión en el mundo teatral a raíz de su trabajo en un centro de población esquizofrénica. “En cuanto surgió este nuevo lenguaje en mi vida que es el teatro, que no lo conocía, pensaba que si escribía de algo, escribiría de algo que no controlaba pero que me gustaba y apasionaba; tenía ganas de hablar de salud y enfermedad mental. Y todo esto se convirtió en Locas, que para mí es una forma de realidad; nos pasamos la vida inventándonos personajes y quería preguntarme qué personaje somos en la realidad”, comentaba en el encuentro con el público tras la primera función de este mes en Nave 73.
Maribel Jara explicaba su pequeña ventaja a la hora de prepararse su personaje, con una perfección y cercanía impresionantes que dejan bien claro el enorme trabajo anterior para llegar a crear los constantes gestos, la manera de hablar y el ritmo de su Martirio; “Cuando era más joven hice un curso de enfermería e hice las prácticas en un psiquiátrico y me impresionó muchísimo. A la hora de crear el personaje, físicamente, me acordaba de que las mujeres nunca se separaban de sus bolsos y ese es el elemento que da la seguridad a mi personaje. Crear a Martirio, ama de casa, deprimida, no fue en realidad muy difícil porque tristemente hay muchas mujeres así, igual que hay otras que son felices porque lo han elegido. Cuando vamos a los pueblos a hacer la obra, se me acercan muchas mujeres que lo están viviendo”. A su lado, Ana Casas, contaba que se incorporó mucho después a la obra, ya que sustituyó a la actriz que interpretó a Gregoria durante tres años y explicaba su relación con la obra antes de llegar a ella: “Tuve la suerte de vivir esta obra como espectadora” y enseguida quiso trabajar con el director.
A veces serenas, otras veces casi enloquecidas, esta obra llama la atención por su sobria pero precisa puesta en escena, por la presentación inicial de la evolución del tratamiento de la locura, a oscuras, como se encontraba la ciencia en sus primeros pasos, y porque centra el tema en dos mujeres con vidas diferentes pero con aspectos en común que les llevarán a verse reflejadas. Locas intenta acercar al público lo que el director considera más importante: “los personajes que no son; todo lo que nos venden ellas dos en escena pero que al final no son”.
Además de representarse en una gira a nivel nacional, Locas se representa, en sus respectivas versiones, en Argentina, Uruguay, y Cataluña (Boges), se estudia en la Universidad de Nápoles tras ser traducida y el director de cine Gabriel Beitia lleva a cabo la versión cinematográfica.
La locura es un don impreciso, pero un don al fin y al cabo… A lo largo de los siglos pensadores de la mente estudiaron el origen y el tratamiento de esta enfermedad esquiva e históricamente contradictoria. Pero serán dos mujeres, locas o no, y que se encuentran en la consulta de un psiquiatra, o no, las que se encargarán de tirar por tierra todas las teorías habidas o por haber, descubriendo cuál es el verdadero origen de la locura.
Locas, o de cómo el ser humano tiene la imperiosa necesidad de inventarse personajes para sobrevivir en la realidad.
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