La escalera de Jacob da cobijo a múltiples propuestas artísticas; magia, teatro y cine son algunos de los espectáculos de los que se puede disfruta en su sala y en su pequeño pero acogedor bar. Nosotras ya hemos pasado por allí varias veces y recordamos especialmente su Festival de Cortometrajes Cortos con Ñ. Una de las obras de teatro que hemos acudido a ver recientemente ha sido No esconderás un cadáver en el armario, bajo la producción de Estamos En Ello, que lleva ya dos temporadas en cartel y que está programada durante el mes de marzo.
A pesar de su título a modo de mandamiento, No esconderás un cadáver en el armario es una comedia de principio a fin llena de muchísimas sorpresas para que los espectadores disfruten de una historia en la que sólo dos actores son suficientes para hacernos reír a carcajadas.
Xavi Fontana se encarga de dirigir el texto de Clara Martín, con diálogos fervientes, que enganchan, con un espacio mínimo pero lleno de estancias en las que interactúan los actores Cristina Adua y Héctor Carballo. A este último ya le hemos visto subido a un escenario y podemos decir que nunca defrauda y que vuelve a demostrar que puede ser quien quiera en escena con tantos cambios como se alcance a imaginar. Su seguridad sobre el escenario es indiscutible y gracias a la figura deslumbrante y a la tenacidad de su compañera por interpretar un personaje dulce a la vez que perverso, esta pareja configura una cita única que no perderse un jueves o un domingo en Madrid.
A parte reír, hay que saber leer entre líneas en la historia que nos muestra esta obra de teatro, que llega cargada de crítica en cuanto a realidad y a relaciones personales, ya que, según palabras del director, “en esta historia vemos a dos personajes que podrían ser perfectamente un vecino, alguien del trabajo, un amigo, pero también tantos otros que con la excusa de estar trabajando por el bien común lo único que quieren conseguir es su bien particular sea cual ser el precio”.
No esconderás un cadáver en el armario cuenta con el trabajo de HD Carlos en el vestuario y en la escenografía, exquisita y cuidada hasta el más mínimo detalle que es imposible dejar de apreciar, con Jorge Bedoya en la composición musical, que pone la nota de tensión perfecta a la vez que cómica, y con Juanjo Torres en la iluminación, quien ayuda a viajar en el tiempo en una única noche en la que ocurren muchas cosas que sorprenden hasta el final.
Olivia le pide a Lucas, su compañero del trabajo, que venga a su apartamento. Lucas llega puntual, creyendo que se trata de una cita, la cita que lleva tanto tiempo esperando.
Pero los planes de Olivia son muy distintos: le necesita para evitar que la despidan del trabajo. Se le olvidó enviar los documentos AZ2, y ahora sólo él puede ayudarla a mandarlos antes de que cierren la aplicación a las doce de la noche.
Hasta aquí, todos los ingredientes para crear una comedia de malentendidos y enredos con, posiblemente, desenlace romántico. Salvo por el cadáver que Olivia esconde en el armario de la entrada y que Lucas está a punto de descubrir…
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