Transparente, a piel descubierta, Kyle Thompson (Chicago, 1992) presenta al mundo su obra en su página web, y perfiles de Instagram, Facebook, o Tumblr. Sin intermediarios, mecenas o representantes, él idea, produce y gestiona su obra. Es la magia del siglo XXI, de la liberación y democratización de la información. En su cuenta de Flikr ha volcado más de 400 diapositivas, desgranando en los pies de fotos su modus operandi y sus emociones, y respondiendo, además, a las cuestiones que le plantean algunos de sus 29.000 seguidores.
Fotógrafo autodidacta, la fotografía le rescató del aislamiento social que le producía la extrema ansiedad que sufría. A partir de entonces, allá por el año 2010, ha experimentado una notable evolución técnica y artística, fruto del reto constante de explorar conceptos tabús y de forzar sus límites personales. Un gusto por lo incómodo e improcedente se plasma en sus instantáneas, impregnándolas de una esencia misteriosa e inquietante. Sus fotografías, en su mayoría autorretratos, se emplazan en lugares vacíos, bosques abruptos y casas abandonadas, escenarios desolados en los que se refugia de los suburbios urbanos que tanto le horrorizan.
De estética surrealista, sus fotografías se caracterizan por una introspección intimista. Escenas superpuestas, flotantes en la ambigüedad, como un instante encapsulado que rompe con el vertiginoso y constante devenir. Estas antinarraciones, como las denomina el artista, carecen, en su mayoría, de título que las identifique. Con ello, Thompson busca entorpecer la identificación de la línea narrativa en ellas, diluyendo cualquier contexto del que ésta pueda surgir. Una metáfora visual que esconde la idea romántica de la muerte de la narrativa en su conjunto. Desprovistas de pasado o futuro, cualquier anclaje a la línea discursiva es remoto, inscribiéndose en un presente efímero suspendido en la instantaneidad.
Para sus fotografías Thompson elige cuidadosamente la luz y la combinación de colores, limitando la gama de éstos en busca de sencillez y limpieza visual. Luz tenue, atmósferas nebulosas y tangibles, que dan un aspecto de fragilidad porcelanosa. Su truco, según confiesa el propio artista, recae en la edición: con la herramienta de color selectivo, desatura y elimina el brillo de la piel, haciendo también que las vegetaciones tornen más apagadas, logrando un aspecto yermo e inerte.
Kyle Thompson no sólo destaca por su talento, transparencia y sensibilidad intimista, sino también por su peculiar estilo de vida; itinerante, viaja y fotografía lugares que descubre sobre la marcha, vendiendo las instantáneas para financiar el viaje. Una simbiosis fotografía-vida cuyo máximo exponente es el proyecto 365: un diario visual de vida, experiencias y fotografía.
Es increíble pensar que he capturado entero mi vigésimo año de vida en fotos para este proyecto. Mirando atrás hacia cada disparo que he realizado este pasado año e instantáneamente sé todo lo que hay tras él. Lo que estaba pensado, lo que hice ese día y cómo me sentí. Lo he dado todo en este proyecto. Nunca estuve tan apasionado con nada en mi vida. Kyle Thompson
Kyle Thonson nos deja un hermoso mensaje con sus fotografías.
Me gustaMe gusta