Cuando hablamos de ir a ver una exposición pensamos en espacios cerrados o al aire libre en el que se dan cabida una serie de pinturas, esculturas, instalaciones, piezas de videoarte o cualquier otra obra de un soporte concreto. Pero ¿cuántas veces nos planteamos asistir a una muestra compuesta por una única instalación, por una pieza que en sí misma es la propia exposición?. Este es el caso de la muestra que se ubica actualmente en la antigua cámara frigorífica de Matadero Madrid.
“Agujero negro” (Cygnus X-1) es el título que recibe esta instalación, y que podremos visitar hasta el 11 de enero de 2015. Toma el nombre del primer objeto astronómico así denominado por los científicos, en el año 1971. Al igual que estas estrellas implosionan creando un campo gravitacional a su alrededor y absorbiendo cualquier partícula material que se acerque a ella, esta instalación implosiona dentro de ese espacio cerrado y atrae hacia su interior todos los objetos cotidianos que su autor Björn Dahlem fue recogiendo tanto en Berlín, donde tiene su estudio, como en Madrid.
Nada más asomarse por la puerta de la estancia donde está ubicada la instalación el espectador es consciente de lo que está viendo. Las maderas que reflejan la expansión del agujero negro se abren camino entre las columnas de la sala. Los objetos adheridos a estas parecen ser absorbidos en cualquier momento por el foco de luz que nace del núcleo de la pieza. Muchas son las interpretaciones que pueden nacer de esta obra, pero casi todas tendrán su punto en común en una realidad social y política. Sin embargo, Björn matiza un poco más esta cuestión, pues lo que busca con su creación es, como dice la comisaria Carlota Álvarez Basso, reinterpretar la realidad asumiendo los nuevos roles mixtos que los artistas han incorporado a su praxis desde los años 90, figuras híbridas del creador como científico, archivista, investigador, periodista, historiador, documentalista, cineasta, productor, comisario…Los artistas reinventan lo cotidiano y la manera de percibir el universo.
Pero por mucho que se describan los aspectos materiales y conceptuales de la pieza, no hay nada como el llegar allí, ponerse delante de ella y dejarse llevar por lo que a nosotros mismos nos quiere contar. No todas las obras de arte expuestas en instituciones, museos o galerías, merecen ser visitadas. La obra de este artista alemán sin duda no entra dentro de esa categoría.
Marina P. Villarreal