Siempre es bueno echar un vistazo al pasado. Con esta máxima, la compañía más musical y cómica de nuestro panorama teatral nos hace un regalo por Navidad presentando 4×4; una obra que trae en una misma función cuatro de sus antiguas creaciones. Así, sobre las tablas de la sala Guirau del Teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, risas, críticas, teatro clásico y más ingredientes se muestran ante el espectador hasta el 14 de enero.
4×4 es una creación coral formada por fragmentos de los primeros montajes de la compañía (a saber: Mi Misterio del Interior, Mundo y Final, Time al Tiempo y Siglo de Oro, siglo de ahora). Esta vuelta a los orígenes se debe a que muchos de los seguidores actuales, incluida una servidora, no habían podido disfrutar de estas primeras obras en escena. De esta manera, se pueden redescubrir y disfrutar por primera vez gracias a personajes como Cervantes y Shakespeare, a la vez que se puede vivir una historia de amor, en varios tiempos, entre una doncella casadera y un relojero sin futuro. Todo ello dirigido por la siempre acertada mano de Yayo Cáceres y con los textos del brillante Álvaro Tato. Con estos ingredientes, el éxito, el disfrute, la risa y la reflexión están asegurados.
A pesar de que algunos de los montajes ya tienen bastantes años, los temas tratados son muy actuales, ejemplo puede ser la depresión, la condena a la que nos someten las nuevas tecnologías o la censura que desgraciadamente vivimos estos días. También es de recibo comentar que todo lo tratado ha sido actualizado con maestría, como en el uso del género del lenguaje, por poner una muestra, y que hacen que todo vaya, nunca mejor dicho, sobre ruedas. Teniendo claro que es una labor harto complicada resumir 4 creaciones en 100 minutos, sacrificando cosas muy queridas, con la idea de que todo se entienda sin perder calidad. Eso se consigue con varias presentaciones muy acertadas en las que destaca los minutos que dejan a solas con el público al “novato” en el grupo, que es Luis Retana.
En todas las obras de estos genios del teatro, la música tiene un papel destacado y esta vez no iba a ser menos. La dirección musical corre a cargo del también actor Miguel Magdalena. Destacan composiciones en corte flamenco humorísticas como las relativas al Polo Norte, incluyendo bailes que hacen que el público no suelte la risa de la cara nunca.
El peso de la obra cae en cinco actores presentes en escena que trabajan de manera coral. Juan Cañas, Diego Morales, Daniel Rovalher y los ya citados Miguel Magdalena y Luis Retana son los maestros artífices de esta fiesta del teatro. Para llevarla a cabo, no dudan en ponerse en la piel de varios personajes, cada uno más complejo que el anterior, dándolo todo en estas exigentes y duras tablas de la escena. Ante este trabajo, me quito el sombrero aplaudiendo sin parar.
En cuanto a los aspectos técnicos, destacan el vestuario y el diseño de iluminación. El primero, desarrollado por Tatiana de Sarabia (cocreadora de la escenografía también) presenta numerosos cambios acertados según el tiempo y la obra que se trate. Resultan muy interesantes la puesta en escena del Siglo de Oro y ese viaje al futuro en Time al Tiempo. Por su parte, el segundo es realizado por Miguel Á. Camacho con igual maestría que lo descrito anteriormente.
Este 4×4 es un gran homenaje al teatro y a la propia alma de esta compañía, que empezó como un sueño en edad muy temprana y que enamoró y sigue enamorando a todos los espectadores que ponen su pie en el patio de butacas para verlos. Lo dicho, un gran regalo de Navidad.
Un viaje a las cuatro primeras obras de Ron Lalá. Un recorrido por las escenas esenciales de los espectáculos que la consolidaron como una de las compañías más premiadas y aclamadas por crítica y público: Mi misterio del interior, Mundo y final, Time al tiempo y Siglo de Oro, siglo de ahora. Una ruta teatral y musical, con el desafío de revivir las cuatro propuestas y dar cuenta de la evolución creativa y escénica de los ronlaleros. Cuatro espectáculos en uno. Una fiesta del humor crítico y cítrico. Ron Lalá en estado puro.
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