Las historias de un hotel son infinitas. Las de sus habitaciones, inimaginables. Y el teatro ha dado la oportunidad de conocer cuatro de ellas en una obra en la que Mariano Rochman vuelve a deslumbrar por la sencillez que tiene para conjugar conversaciones comunes que llegan a lugares extraordinarios. De esta forma, ‘Noches de hotel’ es su nueva propuesta en la que nada es lo que parece y la culpabilidad y la inocencia son tratadas con suma importancia y delicadeza.
Los Teatros Luchana acogen este llamativo montaje que llama la atención tanto por el sutil juego de colores como por el divertimento inicial con el que atrapa en primera instancia. Durante cuatro noches de hotel, el público conoce a cuatro personajes y se introduce en la intimidad de una historia compartida en la que los pequeños viajes en el tiempo son su agarradero principal.
José Bustos, Sauce Ena, Xoel Fernández y Elena Rey son los actores y las actrices que recrean este posible drama con comedia o posible comedia con indicios dramáticos en forma de parejas. La soltura de sus trabajos va regalando opciones para cada par de ojos que contemple las escenas. Y así, uno por uno nos implican en sus versiones personales y nos van atrayendo para que, al final de la obra, sean nuestras conclusiones las que cierren cada relato.
Trabajo difícil y generoso este, el de saber ofrecernos sin resolver, como acostumbra a hacer Mariano Rochman, actor, dramaturgo y director argentino que establece en este montaje un punto de llegada; la cama de una habitación de hotel de la que no necesitamos saber nada, ni siquiera su localización espaciotemporal. Desde ahí, todo puede pasar y… pasa. Ocurre a nivel físico y mental, a nivel sentimental y a través de la razón. Y ocurre porque no hay bandos, sólo hay distintas opciones de juego en la partida, distintos equipajes con los que viajar y variados refugios de temas como la infidelidad, la decisión de tener o no un hijo o la búsqueda de quienes somos en soledad o en compañía.
‘Noches de hotel’ ya dice mucho con su título, expresa más en escena con cuatro interpretaciones abiertas a lo que hay más allá de un dormitorio y termina de encajar con la escenografía de Juan Sebastián Domínguez y la iluminación de Raquel Rodríguez, dos aspectos que sobresalen para hacer disfrutar aún más de este obra.
Cuatro noches. Cuatro habitaciones de hotel, cuatro personajes envueltos en historias sin la claridad de cual es antes o después de la otra. Donde, el espectador se verá en la necesidad de tomar partido y decidir qué sucedió antes y que sucedió después. En ‘Noches de hotel’ nada es lo que parece, nadie es completamente inocente ni culpable. Aquí los encuentros acaban en desencuentros o derivan en situaciones inesperadas y cómicamente absurdas, tal vez como la vida misma. Una comedia dramática o un drama muy cómico.
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