Nuestras vidas están llenas de Ítacas. Y Llorenç González ha puesto sobre el escenario de los Teatros Luchana una visión personal de uno de esos viajes que le ha llevado a 10.000 kilómetros de distancia y que le ha devuelto al teatro con unas ganas inmensas de contar lo que ha vivido, exterior e interiormente. En su particular periplo, ha escrito cuentos, dibujado sentimientos y cantado experiencias. Ahora, nos intenta mostrar algo más que un trayecto de fotografías, lleno de recuerdos, de bailes y de poesía escurrida en un actor que llena el escenario con un montaje desperezado desde la sencillez a la grandeza.
Tocando al frente se presenta como un monólogo con música en directo pero esta descripción se queda muy corta. El itinerario marcado tiene un ritmo de anécdota que todos hemos vivido alguna vez tras un viaje enriquecedor. Además, consigue una transmisión que juega con la valentía de andar sobre un escenario como si se tratase de una calle de Argentina, a la vez de seguir reteniendo, casi a modo de fábula, una andadura emocional tan magistralmente expuesta que se podría decir que el paseo tuvo lugar ayer mismo.
La intimidad está servida con un piano, una maleta, una guitarra, una silla, algo de ropa, una mochila, las palabras de Llorenç, las del Corazón de Ulises de Javier Reverte y una pantalla a modo de testigo visual. El resto se enriquece en la mente del público y con el grado con el que nos dejemos llevar. El amor, claramente, va agarrado en él con la misma fuerza por contemplar sin lentes los escenarios argentinos.
El viaje de Llorenç González fue creando una dramaturgia especial que ha dirigido junto a Iñigo Asiain, quien también se ha ocupado del espacio sonoro. Su relato, más que él mismo, es el protagonista absoluto de una obra que va cobrando vida a través de recuerdos traídos al presente. Como un guía turístico, González hace maravillas para que ningún espectador pierda la atención depositada en él. Se hace con el escenario repartiendo momentos únicos que merecen ser más expuestos que escritos en cualquier diario de aventuras. Txema Cariñena pone la banda sonora en directo y ayuda a configurar, con humor y maestría, un proyecto comenzado en septiembre de 2016 y que se ha convertido en una exposición sin límite para imaginar o para trazar lo que le ocurrió en su primera travesía en solitario pero, como bien dice él mismo, siempre rodeado y acompañado.
Tocando al frente es un viaje en solitario de Llorenç González en Argentina pero representado con un equipo que le abraza en todo momento; Lola R. Barroso en la iluminación, Merche Magro en las proyecciones, Diego Conesa en la fotografía y José Manuel Morell en las grabaciones.
Los instantes irrepetibles, la manera de ver los paisajes y de llevárselos a casa en el corazón en vez de digitalmente, sus voces, su tango… todo ello y muchas más cosas abren los aplausos a un creador que ha sabido traducir sus días con una sensibilidad única y maravillosamente trasmitida por el mismo actor. Vení, volá, sentí. También es mi favorito. Gracias, Llorenç. Escribir, cantar, recitar, interpretar, relatar…lo has conseguido. Te deseamos un camino largo.
El título de este espectáculo, Tocando al frente, está cogido de una canción de origen brasileño, que el propio Llorenç escuchó cantar a un gaucho argentino y que viene a decir, en resumidas cuentas, que la vida consiste en emprender el camino e ir “tocando al frente”, siempre hacia adelante, igual que hace Llorenç con este espectáculo en el que afronta, por primera vez, su faceta de creador.
Más teatro
No se encontró ninguna imagen en Instagram.
tOCANDO AL FRENTE.se trata de Aun viaje a Argentina, que lugo el mismo viajero, comenta en el teatro, con su bagaje de vivencias que recogió,con buena música de fondo. ,
Me gustaMe gusta
TOCANDO AL FRENTE.se trata de un viaje a Argentina que luego presente en el teatro con todo el bagaje de experiencias, de vivencias que recogió , con buena música de fondo.
Me gustaMe gusta