Lo que comenzó como un subgénero literario en torno al año 1980 ha terminado por convertirse en un movimiento artístico y sociocultural. El steampunk está basado en la moda victoriana y el gusto por la tecnología y la máquina de vapor en pleno auge de la revolución industrial.
Podría calificarse como un estilo retrofuturista en el que lo vintage y el gusto por lo nuevo van de la mano logrando una equilibrada y armoniosa fusión que lo convierte en una estética única. El alto componente fantástico lo aleja de otros estilos como el ciberpunk o el dieselpunk que carecen de ese aire romántico y utópico del steampunk, el cual ve el mundo desde una perspectiva optimista que se aleja de la decadencia que plantean el ciberpunk y el dieselpunk.
Autores como Julio Verne o H.G. Wells son los precursores de este movimiento que cada día gana más adeptos y que sirve de inspiración para muchos artistas contemporáneos.
Partiendo de la base de la ciencia ficción, estos autores, fueron unos visionarios que en cierto modo se adelantaron a la época que les había tocado vivir; no obstante, cada uno tenía su propia visión de esa “alta tecnología”. Mientras Julio Verne nos propuso un punto de vista más amable, H.G Wells tiende a un punto de vista más crítico. Sus obras literarias son los pilares fundamentales de este movimiento, que fue seguido por otros escritores como Lewis Carroll u Oscar Wilde. Sin embargo, la estética steampunk no sólo está presente en la literatura, también podemos encontrarlo en el cine, la fotografía, la pintura, la escultura etc.
George Meliés fue uno de los pioneros en introducir la ciencia ficción y los elementos fantásticos en sus películas, pero no fue el único. A él le siguieron numerosos cineastas que hasta hoy, se siguen viendo seducidos por esta corriente. Películas como “La liga de los hombres extraordinarios” basada en la novela gráfica de Alan Moore, o más recientemente “La Invención de Hugo” de Scorsese, se basan claramente en dicha estética.
También podemos encontrarnos ejemplos de steampunk en el manga japonés, con dibujantes como Yana Toboso que escribió e ilustró “Kuroshitsuji” en el que vemos ese gusto por la época victoriana, la visión romántica y los ambientes fantásticos.
En fotografía, son muchos los que se han visto influenciados por el steampunk, un claro ejemplo es el fotógrafo americano Jamie Baldridge, en cuyas fotos introduce elementos propios de la revolución industrial, tuercas, engranajes, máquinas que se fusionan con los personajes protagonistas, logrando movimientos imposibles y trasladando al espectador a una suerte de espacio-tiempo detenido.
Incluso movimientos tan actuales como el “street art”, se hacen eco de esta estética. Artistas urbanos, muchos de ellos anónimos, dejan sus obras en las paredes en esa sublime combinación de presente, futuro y pasado.