La radiografía social que logró dibujar Fernando Fernán-Gómez en sus trabajos nos sigue llegando a nuestros días sobre los escenarios. Han pasado 35 años desde su estreno en el Teatro Español y 14 desde su reposición y Las bicicletas son para el verano continúa resistiendo y mostrando nuestra historia en el teatro que hoy lleva el mismo nombre de su autor. Bendita obra y bendita adaptación la que se puede ver hasta el 26 de este mes bajo la dirección de César Oliva.
Los mayores se acercarán a reconocerse en esta obra; los más jóvenes a conocer qué hubo antes que nosotros y el ciclo se revivirá en cada generación futura, pues la muestra de cotidianeidad y de guerra es tan impresionante como sensitiva. No vemos ni una bomba, ni siquiera una herida, pero el dolor es profundo y latente para cualquier tipo de público o contienda. Y este espíritu de nobleza artística, conseguido notablemente por Paco Leal y su trabajo escenográfico, se mantiene en la obra que estos días habita el Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa.
Rocío Muñoz-Cobo, Patxi Freytez, Diana Peñalver, Víctor Sevilla, Teresa Ases, Agustín Otón, María Beresaluze, Adrián Labrado, Ana Caso y Lola Escribano se unen y componen un reparto en el que cada personaje aporta un toque diferente, sumando así un montaje con toques de humor – Freytez inconfundiblemente sobresaliente –, de ternura – Agustín Otón, qué poder y qué bien demostrado – de dolor y, sobre todo, de memoria en tantos sentidos que Las bicicletas son para el verano se convierte en diario inagotable de experiencia humana. La política es sólo una nube de polvo que va envolviendo la historia, pues el principal aliado es la recreación de un recuerdo vívido recién inaugurado en nuestro presente. Y cada uno de estos actores recoge esta misión y la asume potencialmente.
Maldita Tú Eres Producciones y Dos Hermanas Catorce se ponen al frente de la producción y la distribución, respectivamente, de esta obra que cierra gira en Madrid en la misma sala donde se estrenó en marzo de 2017. Un paisaje incalculable, una herencia valorada en forma de anécdotas, de situaciones comunes y practicadas no hace tanto, en definitiva, una obra única resucitada para seguir aprendiendo. Y esperemos que siga siendo eterna en todas las formas que pueda.
En verano de 1936, estalla la Guerra Civil. En la ciudad de Madrid, la familia formada por don Luís, su esposa María Dolores y sus hijos, Manolita y Luisito, comparten la cotidianeidad de la guerra con su criada y los vecinos del edificio. Luisito a pesar de haber suspendido, quiere que su padre le compre una bicicleta. Pero la situación va a obligar a postergar la compra. Y el retraso, como la propia guerra, durará más de lo esperado.
Más teatro
Las bicicletas son para el verano- Muy buena obra, que por una bicicleta recrea la Guerra Civil de España.
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