ESTOY INTENTANDO ROMPERTE EL CORAZÓN

Ahora que la primavera por fin se está instalando en las ciudades, el madrileño barrio de Tribunal parece florecer más aún en oportunidades artísticas. Tal es el caso de la Sala Intemperie, que sigue acogiendo estrenos en el corazón de Malasaña. Esta vez, nos acercamos a conocer Estoy intentando romperte el corazón, una obra tan sorprendente como ya indica su título y divertida como las interpretaciones que ofrecen sus actores.

Dos textos, dos habitaciones, dos parejas. Pareciera que todo está unido a la condescendencia del destino, en el momento y en el lugar indicados. Pero por otro lado, sabemos que todo este lío pertenece a una estructura caótica, que viene del absurdo del siglo pasado y que navega con comodidad en Estoy intentando romperte el corazón. A través de un elemento tan común como una puerta, el desvarío y las aventuras aparecen una y otra vez sin que ningún síntoma de aburrimiento aparezca. La desvirtualidad con la que nos introducimos en la sala de teatro marca también el centro del montaje, en el que un tercer escenario es posible dejándonos guiar por la originalidad de la obra.

La vida está llena de decisiones. Incluso cuando no optamos por ningún camino, ya hemos decidido. Así nos lo muestra el autor, Gabriel Ochoa, quien también se ha encargado de dirigir esta pieza junto a José Miguel Sánchez, quien, además, comparte escenario con Leticia Montevera, Marta Wall y Raúl Ferrando en un equilibrio perfecto y encontradizo, que juega con las tipificaciones, los recursos más absurdos y la sensatez de una simetría de historias. Sánchez, Montevera, Wall y Ferrando ponen el listón alto con miradas cruzadas y aciertos interpretativos que nos hacen disfrutarles con gusto y expectación, sobre todo con Ferrando, el último en engancharse a escena y toda una inolvidable revolución. Os aseguramos que os vais a reír desde Cáceres, con los acentos y los idiomas más despistados y con la reflexión de que la perspectiva cambia dependiendo del punto de fuga.

Un argumento desdoblado es la mejor arma de seducción de esta obra que valora al público doblemente; primero, porque sabe dialogar con él para que el punto de vista sea múltiple, como sus personajes, y, segundo, porque el cambio de habitaciones y conversaciones recrea un eficaz laberinto, propio de una historia construida con un ambiente cinematográfico y una figuración a escala adaptada para dejarnos mirar por el hueco de una mirilla en cada estancia y en cada momento.

Estoy intentando romperte el corazón también ha contado con el trabajo de Lydia Sánchez en diseño gráfico, Joé Marín (MementoNet) en audiovisual y fotografía, Simón Stassart en iluminación y Leticia Montevera en producción. Los Romanceros es la compañía al frente de esta obra, cuya primera incursión sobre los escenarios, Callar y quemarse, adaptación de Bodas de sangre, ya iniciaba un trabajo con buen rumbo. Esta compañía regala actuaciones de primera unidas a su deseo de que el teatro signifique cultura, además de fomentar y apoyar la preservación de los grandes autores clásicos de nuestra literatura y la creación de proyectos teatrales dirigidos a un público juvenil.

Chicago, abril, 2018. David ha llegado al Hotel Los Ángeles, donde estará 2 días. Viene a casarse con Mar, su novia de toda la vida que, por trabajo, se tuvo que trasladar a Chicago. Él es crítico de música; ella, veterinaria. Tras despedirse de ella, por una puerta lateral aparece Pauline, una joven francesa que, poco a poco, entenderemos que es stripper. Está en la habitación de al lado porque esa noche tiene show en el hotel junto a su novio Robert. Desde las habitaciones 308 y 309, conoceremos las motivaciones de estos cuatro personajes y cómo sus vidas van a cambiar a partir de esa noche.

Amanda H C

Sala Intemperie

Raúl Ferrando

Leticia Montevera

José Miguel Sánchez

Los Romanceros

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